Llegada al Pirineo de Huesca. (Torla)

Lo que más me sorprendió del trayecto entre Sigüenza y Zaragoza es lo desértico que es el paisaje. Es cierto que la franja que rodea el Ebro es muy fértil, pero hasta llegar al mismo río todo lo que rodea recuerda más bien a la zona de Baza mezclada con Almería. Además la autovía está en obras, y sin conocer la carretera es un poco infernal. Los kilómetros se me hacían eternos. Paramos en Huesca a comer en el primer (y único) restaurante que encontramos abierto. A partir de aquí tomó los mandos del vehículo mi compañero, y la carretera cambió por completo, a plan como cuando cambias de una zona del WoW a otra. Montaña gris y bosque verde es lo que regalaba a nuestros ojos un descanso refrescante de la monotonía parduzca de la A-2.

El trayecto entre Huesca y Torla por la A-23, también llamada “La Autovía Mudejar” es una preciosidad. A la derecha nos queda la Sierra de Guara con sus cañones asomando prometedores, y conforme más al norte vamos, comienzan a dibujarse las impresionantes y majestuosas siluetas de Los Pirineos.

Un poco después de pasar Biescas, se encuentra la pequeña localidad de Linás de Broto, donde nos encontramos con esta preciosas iglesia de San Miguel, al pie de la carretera.

Iglesia de San Miguel. Linás de Broto
Iglesia de San Miguel. Linás de Broto

 

Al fondo se contempla el pico Otal y otras cimas del valle. Es una preciosidad.

Pero si esas vistas son bonitas, más impresionantes son las que encontramos a llegar a Torla. Todo el pueblo encaramado en una cima, con la torre de la iglesia sobresaliendo, pero a la vez empequeñecida por la majestuosidad de pico de Mondarruego y su faja que hacen de decorado al pueblo. Quedarse mirando cómo cambia la luz del sol al atardecer en sus paredes es simplemente hipnotizador.

Torla
Torla

La llamada de la montaña crecía fuerte en nosotros, pero ya habría tiempo de dejarse las piernas en el monte. Primero había que inspeccionar un poco la zona.

Nos alojamos en el Camping Río Ara. Estaba bastante bien, y era barato, aunque la amabilidad del personal nos pareció un poco justilla. Pero vamos que estuvimos muy agusto. El camping está abajo, junto al río, por lo que uno se libra de las riadas de gente (aunque de las de agua igual no, jeje) que hay en los campings que están dentro del pueblo y el caminito hasta el pueblo es muy agradable. (Con un poco de pendiente, eso sí) Pero se hace por un sendero y no por la carretera por donde van los coches, que esa sí que es bastante más larga y empinada, (no sé si recomendable para caravanas, por si a alguien le interesa).

El pueblo de Torla es muy bonito. Se nota que hay dinero invertido. Ahora bien, es turístico a más no poder. Por lo general es un turimo montañes, así que no ralla mucho, pero si que se pueden complicar las cosas para comprar una barra de pan para los bocadillos del día siguiente a ciertas horas de la tarde (nos llevamos LA ÚLTIMA barra del pueblo después de buscar en 3 supermercados), o incluso encontrar una mesa en un restaurante para tomarte una sopa.

Torla
Torla

Una cosa que nos llamó la atención, es que era muy difícil encontrar un sitio que te presentaran una carta de manera que pudieras pedir un solo plato. Los menús nos parecían excesivos para cenar, y además queríamos ahorrar costes (el precio medio del menú está en 13 euros). Con una sopa cada uno nos hubiera sobrado. Al final, de hecho no encontramos mesa, y como se nos hacía tarde, y todavía teníamos que volver al camping, decidimos tomarnos un sandwich mixto en el único sitio que había  vacio en todo el pueblo. ¡Y eso que era un Martes! No quiero ni pensar como se pondrá el pueblo los fines de semana.

Atardece en Torla
Atardece en Torla

Torla es una de las principales puertas de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y está muy bien acondicionado en ese aspecto, pues disponen a la entrada del pueblo de un enorme parking gratuito donde poder dejar el coche y desde ahí tomar el autobús hasta la entrada del parque. El acceso al parque nacional no está permitido con vehículo propio, al menos en verano, y hay que tomar el transporte público. El puesto de los tickets está justo a la entrada del parking, y también al lado del Centro de Información del Parque donde os darán mapas, itinerarios y consejos sobre las distintas rutas. Nosotros teníamos duda sobre si hacer la senda de los cazadores y la faja de Pelay, o si hacer la ruta más suavita que va por el valle hasta la famosa Cola de Caballo. Al final, la chica del centro de información que fue amabilísima nos animó a intentar los cazadores. Compramos los billetes del bus la noche de antes, como nos había recomendado Olga, la persona que nos puso los dientes largos con el parque de Ordesa, y nos dedicamos a relajarnos.

Cervecita Pirenaica
Cervecita Pirenaica

Al día siguiente empezaba nuestra aventura montañera.

9 Comments

  1. que agradable leer este resumen de la jornada, y ver las fotografias que acompañan el relato es francamente un placer. Gracias por llevarnos de viaje

  2. Comienza lo interesante… gracias por las aclaraciones dedicadas a los autocaravanistas lectores de tu blog 🙂

  3. Es genial poder ir leyendo tus avances!!!!!!! Estoy deseando leer las siguientes etapas!!!!! ^_^

  4. No solo me encanta como lo narras, sino que me encanta como eres. Gracias por llevarme contigo de esa manera.

  5. Te aseguro que cuando escribí el anterior comenterio, no habia leido el de liamenamor.

  6. Otro sitio precioso. Y esa cervecita, que no falte 😀

  7. Pingback: 10 cosas que ver y hacer en los Pirineos | El Caldero de Nimuë

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