Es lo que tiene no llevar una guía, que no sabes lo que te espera hasta que no te lo encuentras. Y si la casualidad no te lleva hasta allí, pues pasas de largo y luego alguien te dice “¿qué estuviste en Setubal y no fuiste a ver las huellas de dinosaurio?”, y se te queda cara de catacroker un rato antes de poder contestar. Solo que en este caso, la casualidad sí que nos llevó hasta donde había que ir, el escondido y precioso Riópar Viejo. Todo empezó buscando un restaurante para comer que nos habían medio explicado como […]