Algo no iba bien.
Y no se trataba solo del cansancio acumulado tras varios días de viaje de regreso a casa. El ascenso por la colina la había dejado un poco sin aliento, pero no lo suficiente como para provocarle alucinaciones.
Algo no iba bien.
Y no se trataba solo del cansancio acumulado tras varios días de viaje de regreso a casa. El ascenso por la colina la había dejado un poco sin aliento, pero no lo suficiente como para provocarle alucinaciones.
No pensé en las consecuencias de la magia de Merlín, en su odio hacia los cristianos ni en el riesgo de perder todos la vida en la búsqueda del caldero mágico allende las fronteras del reino de Diwrnach. Tampoco me detuve a considerar los cuidadosos planes de Arturo, pues en mi mente no cabía más que la imagen de Ceinwyn caminando hacia los brazos de un hombre al que yo odiaba. Al igual que cuantos me rodeaban, estaba en pie, mirando a Ceinwyn entre cabezas de guerreros. Ya había llegado al gran pilar central de roble, acosada por el […]