Mochileando por Chile. Día 13: Pukará de Quitor, Lagunas Cejar, Ojos del Salar y Tebinquinche

Ya nos queda poquito para acabar nuestro relato de este viaje a Chile, aunque aún quedan jornadas tan intensas como esta.

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Visitar el Pukará de Quitor, Lagunas Cejar, Ojos del Salar y Tebinquinche en Chile

Por la mañana paseo en bici por el Valle de la Muerte y subida al Pukará de Quitor y por la tarde una impresionante excursión a las lagunas de Cejar, y los Ojos del Salar, para acabar viendo la puesta de sol bebiendo pisco sour y escuchando a los Doors en la Laguna de Tebinquinche.

El Pukará de Quitor

En nuestra pasada por el valle de la muerte, de camino al Valle de la Luna el día anterior habíamos visto que realmente era una zona a la que merecía la pena dedicarle un poco más de tiempo que una rápida ojeada desde un mirador. Hablamos con el dueño del hostel, quien amablemente nos alquiló unas bicicletas con casco, cámaras de aire de repuesto, y un mapa. Incluso nos proporcionó herramientas para cambiar una cámara de bici si se nos pinchaba una en el desierto.

Pukará de Quitor, Lagunas Cejar, Ojos del Salar y Tebinquinche
En bici por el Valle de la Muerte

Pukará de Quitor, Lagunas Cejar, Ojos del Salar y Tebinquinche

Nuestro paseo por el Valle de la Muerte incluía una visita al Pukará de Quitor, una ciudadela construida sobre una de las colinas de la Cordillera de la Sal con un sistema de terrazas y con una función defensiva para las comunidades que poblaban el Salar de Atacama.

Pukará de Quitor, Lagunas Cejar, Ojos del Salar y Tebinquinche
Pukará de Quitor

No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. Nuestra Lonely Planet nos dio información casi NULA sobre este lugar que es MONUMENTO NACIONAL. Esto nos hizo perder mucho tiempo de nuestro paseo en bici por el valle. La subida hasta la cumbre son unos 40 minutos a buen ritmo, más luego la bajada.

El problema es que teníamos otra excursión contratada para la tarde después de comer. No nos podíamos entretener más de la cuenta.

En la cumbre del Mirador de Quitor, encontraremos la cruz recordando la masacre causada por los conquistadores donde se degollaron a los principales lideres del Pukará tras la victoria de Pedro de Valdivia. Esta batalla dio el nombre a la zona de Cerro de las Cabezas, o Pueblo de las Cabezas.

Además de esta subida, está la subida al Pukará en sí, en la que no se tardan más de 15 minutos.

Otra cosa que no sabíamos es que el acceso a las ruinas en sí está cerrado. Tan solo se puede rodear el perímetro del recinto. Al principio esto nos decepcionó un poco. No porque no entendamos que es necesario para la conservación, sino porque en ningún sitio te avisan de que es así.

Pero conforme fuimos ascendiendo el cerro la decepción se nos fue quitando la decepción. Empezamos a maravillarnos con las vistas que te dejaban sin aliento de todo el valle, el Licancabur, y el río.

Pukará de Quitor, Lagunas Cejar, Ojos del Salar y Tebinquinche

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Finalmente alcanzamos la cumbre del cerro, y con ello el monumento de homenaje a los atacameños ajusticiados (o “injusticiados”) en este lugar. Varios rostros indigenas rodean una cruz en la que en distintos idiomas está escrito “Dios mío, porqué me has abandonado” . El que más me llamó la atención fue el que decía: “Taita, Dios Yaya, Imarayku Sage Wardankichu“. Me recordó al libro de Jorge Icaza “Huasipungo que es donde aprendí el significado de la palabra Taita (Padre), en el libro usado por los indios para referirse a los amos.

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Cerro de las Cabezas

El descenso del cerro lo hicimos literalmente corriendo.

Parecíamos una competición de triatlon corriendo cerro abajo para montarnos cuanto antes en las bicicletas.  Así podríamos seguir explorando el valle antes de volver a San Pedro de Atacama para tomar el minibus que nos llevaría a la Laguna Cejar y al resto de las excursiones de la tarde.

Nos quedamos con todas las ganas de seguir adelante la ruta del valle, pero a mitad de camino tuvimos que volvernos porque si no, no nos daba tiempo. Pero ya el pequeño tramo que hicimos mereció mucho la pena.

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Una vez de regreso en San Pedro de Atacama, tras un rápido almuerzo y sobre todo beber MUCHA agua, de nuevo estábamos saltando a una furgoneta para dirigirnos a la laguna Cejar, los Ojos del Salar y por último a la Laguna Tebinquinche.

La Laguna Cejar

La laguna Cejar es famosa por sus aguas color esmeralda y por la alta concentración de sal en el agua.  Esto hace que los cuerpos que se introduzcan en ella floten inevitablemente. Sin embargo, hay que recordar que las aguas NO SON TERMALES por lo que bañarse en invierno fue todo un desafío. ¡Apenas duré unos segundos en el agua!

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Laguna Cejar

Después del baño empecé a sentir como en algunas zonas de mi cuerpo me empezaba a arder la piel. ¡La sal y el litio son muy abrasivos! Pero nuestro guía iba preparado con garrafas de agua dulce para aclarar la piel después del baño.

Editado: En 2016 se prohibió el baño en la laguna por el alto contenido en arsénico. Posteriormente en 2017 se levantó la prohibición. Más info aquí.

Los Ojos del Salar

Tras un rato paseando por los alrededores de la laguna, y viendo algunos flamencos, volvimos a saltar a la furgo. Nuestro viaje continuaba avanzando por mitad del salar hasta los Ojos del Salar.

Se trata de dos pequeñas lagunas circulares de agua dulce y de gran profundidad donde el terreno se ha hundido y han aflorado a la superficie las aguas subterráneas.

El baño está permitido pero una servidora ya había tenido suficiente agua helada por un día.

Pukará de Quitor, Lagunas Cejar, Ojos del Salar y Tebinquinche
Ojos del Salar

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Ojos del Salar

Laguna de Tebinquinche

Como podéis observar por las fotografías, el cielo amenazaba lluvia en el horizonte. Parecía que una vez más, la amenaza de quedarnos sin atardecer se cernía sobre nosotros.

Sin embargo, con nuestra furgo con Riders on the Stormsonando a todo trapo, nos fuimos hasta la laguna de Tebinquinche creada por las aguas del deshielo y de poquísima profundidad, lo que la convierte en un espejo de la maravilla natural que la rodea.

La cordillera de los Andes espera al otro lado a que el sol caiga para vestirse de fiesta. Efectivamente, una vez más, pudimos disfrutar de un espectáculo natural que será difícil de olvidar.

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Laguna Tebinquinche

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Atardece en Laguna Tebinquinche

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Laguna Tebinquinche

Para rematar nuestro día, el guía sirvió vasos con pisco sour y mate de coca calentito. También había snacks salados o dulces para amenizar el rato.

De regreso a San Pedro, teníamos las cabezas y las cámaras llena de instantáneas inolvidables.  Decidimos salir a cenar en vez de cocinar en el hostel, pues esa era la última noche que íbamos a pasar en San Pedro.

Tomamos las recomendaciones de la guía para elegir un lugar y una vez más fue un ERROR. Pues la recomendación de la Lonely Planet del restaurante Quitor resultó ser mucho más cara de lo que esperábamos. Además, solo ofrecían bocadillos para cenar. Que además, venían muy bonitos decorados, pero no eran nada del otro mundo.

La camarera fue super amable, pero la calidad de la comida dejó bastante que desear.

Fue una pena que la cenita no saliera también redonda porque había sido un día espectacular. Pero realmente es difícil que cuando uno está viajando salga todo bien, ¿no es así?

En realidad, lo importante es lo que habíamos vivido ese día y lo agustito que estuvimos de laguna en laguna bajo un cielo encendido en fuego. Nuestro último atardecer en Atacama. Grandioso.

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6 Comments

  1. Duelen los ojos de tanta belleza y aunque este feo decirlo por mi parte VIVA LA MADRE QUE TE PARIO ! por las fotos, por el relato y sobre todo por ser tu. Te quiero

  2. Espectacular, me encanta leer tus relatos y por cierto, F-O-T-A-C-A-S !! Ese va a ser nuestro próximo viaje, y usaré tu blog como guía, que lo sepas. Besacos.

  3. Impresionantes las imágenes. Por cierto, ¿estabais solos? Es que no se ve a nadie en las fotos. Solos en el desierto….

    • Pues la verdad es que había poquita gente. Era temporada baja (allí es invierno) y como la semana anterior había nevado, había muy pocos turistas. Nuestros grupos eran de unas 8 o 9 personas, lo cual no es tan agobiante como cuando es un autobús de 30.

  4. Realmente creo que es GRANDIOSO elegir esos lugares para pasar unos vacaciones, en lugar de ir a una piscina-resort en Playa Vávaro. T. Q.

¿Tienes alguna pregunta o sugerencia? ¿Te apetece aportar algo de tu experiencia? ¡Déjame un comentario!