Bolso para playa o piscina hecho de bolsas de plástico recicladas.

Hace un tiempo me dió por aprender a hacer monederos de croché utilizando como hilo bolsas de plastico recicladas.

El problema es que me dejaba las manos en cada monedero, y una vez que encontré trabajo, también me faltaba el tiempo para hacerlos. Aunque en casa tenemos la prueba de que son monederos resistentes y duraderos.

Entonces es cuando vimos por casualidad que la gente, utilizando la misma técnica de hacer ovillos con las bolsas de plástico, hace también bolsos.

Este proyecto lo empecé el año pasado, y lo dejé durante mucho tiempo, pues un problema de espalda no me dejaba coger las agujas para tejer, pero hace unos meses, cuando me enteré que iba a ser tía, me puse otra vez manos a la obra pensando en hacer un bolso donde los juguetes del crío puedan ir a la playa, sin problema de que luego el bolso se llene de arena, algas y agua salada.

Para el cuerpo del bolso he utilizado bolsas de plástico en desuso de diferentes colores.

Las bolsas más recias son más difíciles de trabajar, pero tb hacen un bolso más resistente. Las bolsas normales tipo “mercadona” se trabajan mucho más rápidamente pero luego darán más de sí. He utilizado para todo el bolso punto del derecho.

Para coser las diferentes partes del bolso he utilizado ovillos de rafia. Y ahora la parte más original: para las asas he utilizado los tirantes de un peto vaquero.

Al trabajar plástico tan grueso, quedan muchas “esquinas” en el tejido, y la verdad es que se hace bastante áspero a la piel. Por eso hacer las asas de plástico no era muy buena idea, para un bolso pensado para usar con un bikini, o con ropa ligera. Pensamos forrar las asas de tela, pero al final se nos ocurrio esta idea muchísimo más original.

La idea inicial era usar los tirantes tal cual estaban en el peto, pero por suerte, alguien con un poco más de cabeza nos hizo ver lo incómodo que sería llevar el bolso, si las asas estaban transversales. Así que finalmente cortamos el cuerpo de los tirantes, y los convertimos en asas propiamente dichas. Para coser las asas he utilizado unas manos más expertas que las mías. Y como veis las han dejado que ni cosidas a maquina.

Este es el bolso por dentro:

Y este es el resultado final:

En el tejido de este bolso no solo han trabajado mis manos, si no otras muchas más. Incluso las de la propia destinataria del regalo. Pero es que el acto de la creación de algo nuevo y útil a partir de algo que ya no tiene utilidad, esconde esa especie de mágia que tanto llama la atención y que nos lleva a ponernos “manos a la obra”. Esa es la maravilla del arte del reciclado.