Aunque aquella mañana amaneció nevando, el tiempo estuvo de nuestro lado todo el rato, como casi todos los días del viaje. Algunos me escucharían y me dirían que estoy pa’tras, porque nos cayó otra buena nevada.
Pero como el día de antes el cielo nos había preavisado, íbamos bien preparados. ¡Con el mismo tipo de ropa con el que pasábamos los días en Islandia!
Cuando por fin llegamos a la Ciudad Encantada aunque nevaba bastante, empezó a calmarse un poco de manera que la nevada no era más que unos pocos copos que caían suavemente y que apenas estaban empezando a cuajar. Lo que nos llamó la atención es la enorme cantidad de gente que había a pesar del mal tiempo. No queremos ni imaginar como se pondrá este lugar un día soleado de primavera o en verano.
Sin embargo, cuando estábamos a punto de terminar la visita, se puso a nevar con mucha fuerza, tanto que era difícil tener los ojos abiertos. Haber aguantado todo el día así habría sido duro, y no muy bueno para las cámaras, pero como fue solo un rato fue hasta chulo. Además nos permitió ver todo el recorrido de salida con una buena capa de nieve en el suelo.
Con estas fotos se ve bien lo que quiero decir:
La Ciudad Encantada de Cuenca
A la Ciudad Encantada se puede llegar desde dos puntos distintos (norte o sur) pero los dos desvíos se encuentran en la carretera de Tragacete CM – 2105.
Como nosotros íbamos desde la laguna de Uña, la tomamos desde el norte. En este punto se pasa por el llamado Balcón del Diablo, que tiene una vista interesante del río Jucar. Merece la pena parar un momentito para echar un vistazo.
La Ciudad Encantada se encuentra dentro de una finca privada, y por lo tanto como era de esperar hay que pagar una entrada. En el momento de este viaje, en el 2012, eran 3€ por persona.
En un principio puede parecer barato, pues mucha gente estaría dispuesto a pagar algunos euros más con tal de poder ver esta maravilla de la naturaleza. Sin embargo el precio parece abusivo si uno tienen en cuenta el escaso mantenimiento de la zona.
Lo que más nos llamó la atención fue que los carteles con los nombres de las siluetas que supuestamente sugieren las rocas, están, directamente clavados en la roca. Con su clavo y su cartelito, tan bonito.
Aparte de eso, el control que hay sobre las miriadas de personas que pasan día a día por allí es nulo.
La gente se sube a las rocas o arranca piedras para llevárselas de recuerdo. Y cuidado si dais la vuelta a una roca para hacerle una foto desde otra perspectiva. Igual os podéis encontrar el regalito que nos encontramos nosotros: mojón, cigarro y kleenex.
Aunque no era de extrañar, pues por no tener, ¡no tienen ni baños! Hay que salirse fuera del recinto e ir a un bar que hay enfrente de la entrada a la ciudad. Mucha tela.
Además, si querías enterarte de algo, acoquina y te compras una guía.
No encontraréis ni un panel informativo en todo el trayecto de la ruta.
Nada que ver con los Callejones de las Majadas, que son GRATIS, mucho menos masificados, y con un montón de paneles con explicaciones geológicas. También tienen carteles labrados de madera que identificaban las especies vegetales de la ruta.
De hecho, mi consejo es, elegid los Callejones de las Majadas si solo podéis ver una cosa. El mismo tipo de terreno, las mismas formaciones de dolomías y calizas, con muchísima menos gente y con más información.
Pero con tanto protestar, parece que no me gustó la visita, y ¡nada más lejos de la realidad! La disfrutamos un motón, y nos pasamos toda la ruta tarareando la banda sonora de Conan. Y es que en estos parajes se rodó la escena en la que lel Bárbaro le da fuerte a una bruja, entre otras. (Para los frikis de Conan, este vídeo con las localizaciones de la película)
Y como queda ya poco que decir, os voy a dejar con una galería de diapositivas por si os apetece ver más cositas de La Ciudad Encantada. Sólo deciros que la ruta es para todos los públicos y que se tarda aproximadamente 2 horas en hacerla. Un poquito más si te paras a echarle fotos a cada roca. 🙂
Aviso que son 35 fotos y el slideshow se puede hacer un poco cansino… ¡o abrirte las ganas de viajar!
Un pasón tus fotos de la ciudad encantada con nieve. Además me encanta la foto en la que sales tú.
Yo recuerdo que lo pasamos muy bien en el paseito por la ciudad encantada y que nos gustó mucho. No recuerdo nada negativo, bueno… que estaba regu con la pierna y se me hizo un poco más durillo.
Gracias por compartir las fotillos con nosotras.
A mí me impresionó bastante y lo pasamos muy bien haciendo todas las fotos chorras que se nos ocurrieron 🙂
Como siempre impresionante el paisaje plasmado con tu cámara…
Pingback: Cuenca: Los Callejones de las Majadas (y final del viaje) | El Caldero de Nimuë
Me ha “encantado” la entrada y me ha hecho preguntarme por qué nunca he ido allí.
Y las fotos están genial.
Bravo.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Muchas gracias Alberto. La verdad es que a mi también me queda mucho por descubrir en España. Pero Cuenca tiene un encanto especial, y de alguna u otra forma, con frecuencia acabo allí. 🙂
¡Gracias por pasar por el blog!