El Castillo de Rochafrida

El Castillo de Rochafrida es un castillo en ruinas levantado en época musulmana por la tribu berberisca Masmuda, en el siglo XII. Se encuentra situado a 7 kms. de Ossa de Montiel por la carretera de las Lagunas de Ruidera cerca de la Cueva de Montesinos. Desde la carretera sale un camino a la izquierda que lleva hasta el, pero es muy fácil pasarlo de largo, puesto que el cartel que indica el desvio está en el lado opuesto a la carretera, y solo visible si se va en dirección contraria, por lo tanto, hay que estar atentos. Si llegamos a la Ermita de San Pedro, quiere decir que ya nos hemos pasado el desvio.

El camino de acceso al castillo es también un poco confuso y la señalización que hay en él, contradictoria. Las flechas verdes que indican la subida al castillo señalan dos direcciones diferentes, una, la que nosotros tomamos, escarpada y de dificil acceso. Hay que acaba escalando por un sendero al que bordea solo el vacio. Cuando llegas solo ves una pequeña pared, y hay que aventurarse a saltar por el aire un espacio entre dos rocas para finalmente llegar a la explanada. A pesar del vertigo de mi compañero, fue lo que hicimos. La otra, la que debería estar señalizada y que descubrimos una vez que ya habiamos pasado el mal trago, te hace adelantarte un poco más por la senda para tomar la cuesta que sube al castillo por la parte de atrás, y que sale directamente a la explanada.

Visto desde la base de la colina conforme uno se adentra en el sendero, el castillo de Rochafrida parece que no va a ser más que una solitaria pared en ruinas entre mezclada con la roca viva, y sometida al paso del tiempo, no solo por la erosión, sino también por el dominio de los árboles que han crecido entre sus piedras.

De hecho, como tomamos el acceso dificil mi compañero se planteó si merecía la pena subir, teniendo en cuenta los problemas de vertigo que tiene, si eso era todo lo que había que ver. Sobre todo porque hacía viento, y estaba todo resbaladizo por las lluvias, y las rocas que se veían desde abajo no se veían como buenas plataformas donde pararse a contemplar las ruinas sin riesgo. 

Como ya comentabamos antes, cuando uno llega por este sendero a la cima de la colina, lo unico que ve es una pared que parece estar de pie en el borde mismo de la montaña, cuando en realidad no es así, y si con cuidado uno da el saltito que hace falta para acceder a la otra cara de la colina, pronro se va teniendo una perspectiva mejor de lo que es el castillo en sí, hasta llegar a la explanada de la cima de la colina, donde se puede contemplar las ruinas del castillo en mejores condiciones.

En esta foto que tomó mi compañero se observa más o menos lo que queda de la estructura.

Se sabe que cuando se construyó, el castillo tenía varias torres de las que hoy sólo se conserva parte de los muros. El cerro donde se encuentra estaba rodeado por una cienaga de unos doscientos metros de anchura, que hacía las veces de auténtico foso, además de un puente levadizo abajo sobre el río Alarconcillo. La fortaleza en su época debió ser prácticamente inexpugnable, sobre todo por la caballería, que quedaría clavada en el fango ante cualquier intento de ataque mientras los arqueros harían llover flechas sobre ellos. Hoy en día no es nada inexpugnable, pero entre que el desvio en la carretera está escondido, y que el camino de acceso no está muy bien señalizado, casi nos vamos de aquí sin conseguir verlo.