Ayna

Ayna (I). El pueblo de “Amanece que no es poco” (o al menos uno de ellos).

Los que me conoceis sabeis que vengo de otro cyberlugar que se llamaba “Amanece que no es poco”, ya que lo que no fue poco fue el impacto que tuvo en mi esa pelicula de jovenzuela, y es que es una pequeña joyita.

De hecho, fue por la cuenta de facebook de “Amanece que no es poco” que me enteré de la existencia de este pueblito, y visitando su página web descubrí que la llamaban “La Suiza Manchega”. Y habiendonos gustado Suiza y con la Mancha tan “cerquita”, nos pudo la curiosidad y se hizo el plan de viaje a la primera oportunidad que se tuvo.

Así que después de la noche en Riópar nuestro camino nos llevaba a Ayna, donde ibamos a pasar dos noches de relax y tranquilidad serrana de una lluviosa semana santa.

Antes de llegar al pueblo en sí, la carretera se abre en un pequeño rellano (en el que caben apenas 3 coches) que da al conocido como Mirador de los Infiernos desde donde se puede observar la aldea de Royo Odrea así como los dos pikachus que la vigilan.

Royo Odrea- Mirador de los infiernos
Royo Odrea desde el Mirador de los infiernos

La verdad es que la parada merece la pena, aunque sea solo para contemplar unos minutos este recoveco del valle del río Mundo y cuando el frío te pueda, continuar con tu camino hacia Ayna.

Ayna - Entrada
Ayna – Entrada al pueblo.

 La verdad es que la llegada a Ayna es prometedora, el pueblo agarrado con uñas y dientes a la falda de la montaña, con el río Mundo a los pies y un valle fertil plagado de huertos coronado por unos picos altos y agresivos que le impregnan un caracter especial a este rinconcito de la sierra manchega.

Lo que pasa es que también, así de primeras y visto desde la carretera, nos pareció muy pequeño, ¿quizá demasiado para las dos noches que habíamos planeado? Nada más lejos de eso, como después veríamos, pues el pueblo esconde pequeños secretos que merecen la pena ver, pasear y disfrutar, tranquilamente. Como decía un cartel en una valla de obras del pueblo, (del que lamentablemente no hay foto) “Si no es urgente, visitame andando, es más bonito”.

La verdad es que el tema de los carteles en Ayna es bastante curioso, no sé si está hecho a posta o no, pero nos sorprendieron algunos de los que vimos.

Ayna - Carteles
Ayna – Carteles

Eso de la carnEcería o de la Pesca Dería no lo habíamos visto nunca, como tampoco lo de los pollos y helados, pero eso igual es por falta de años.

El resto de la semana no teníamos muy claro qué ibamos a hacer o dónde ibamos a estar, pero ya que habíamos hecho una reserva para un par de noches aquí habíamos pedido que nos dieran una habitación con vistacas que habíamos leido por ahí que tenía el hostal Miralmundo donde nos alojamos. Y la verdad es que mejor que la que tenía cama de matrimonio que era “miralcuartel”, (porque daba a una pared del cuartel de la Guardia Civil que está enfrente) estaba la nuestra, con dos camitas pegadas la una a la otra y unas vistacas del pueblo, los picachos y el valle, que invitaban a pasar rato en la habitación.

Ayna - Habitación Hostal Miralmundo
Ayna – Habitación Hostal Miralmundo
Ayna - Vistas Habitación Hostal Miralmundo
Ayna – Vistas Habitación Hostal Miralmundo

Llegamos cuando la tarde estaba empezando a caer, y la habitación se nos antojó tan agradable que hicimos algo que nunca hacemos cuando viajamos que es ¡echarnos una siesta! Y parece ser que dormimos por todos los días que nos había faltado el sueño durante el resto del año, o por lo menos yo, porque no había forma de sacarme de la cama. Aunque finalmente conseguimos reunir fuerzas antes de que oscureciera del todo para salir a dar un paseo a tener nuestra primera toma de contacto con Ayna.

Visitamos lo que se conoce como la Cueva de los Moros o el Balcón de las Mayas, por las poesias amorosas que se cantaban desde aquí. En realidad son las ruinas del Castillo de la Yedra, una fortaleza de origen musulman construida en lo más alto del pueblo que aprovechaba un conjunto rocoso para dominar el valle.

Ayna - Cueva de los Moros
Ayna – Cueva de los Moros
Ayna - Cueva de los Moros
Ayna – Cueva de los Moros

La verdad es que el lugar impresiona bastante. Después de mucho subir por los recovecos del pueblo te sorprende esa amalgama de roca viva y roca puesta por el hombre siglos atrás que todavía domina el pueblo.

Ayna - Cueva de los Moros
Ayna – Cueva de los Moros

En el interior de la “cueva” se observan varias inscripciones que hacen referencia a la resistencia Cristiana de esta zona una vez que fue ocupada la fortaleza asi como a las mayas que se cantaban desde el balcón. Asomarse al balcón merece la pena, pues hay una perspectiva diferente del pueblo, totalmente opuesta a la que tenemos desde nuestra habitación y se puede observar todo el valle y los picachos que rodean al pueblo.

Ayna desde el Balcón de las Mayas
Ayna desde el Balcón de las Mayas

Después de pasar un rato aquí, seguimos la calle por la que habíamos subido, esta vez, hacia abajo, por unas callecitas preciosamente adornadas de flores por sus moradores, hasta llegar a la iglesia del pueblo que por supuesto a estas horas, ya estaba cerrada. Aunque igual de haber sido otra hora habría estado cerrada también pues nos dió la sensación de que para ser semana santa, estaba todo bastante cerrado. ¡Hasta la oficina de turismo estaba cerrada! Si está cerrada en temporada alta, ¿cuando abren?

Ayna
Ayna
Ayna
Ayna
Ayna de noche
Ayna de noche

Y como ya se nos había echado la noche encima, aunque no serían mucho más de las 9 decidimos buscar un sitio donde tomar algo de cenar, aunque intentamos entrar a un sitio que vimos abierto y nos dijeron que ya iban a cerrar. Sabemos que estaba el hotel grande que hay a la entrada del pueblo, y también un par de restaurantes más grandes, pero queríamos algo menos serio para cenar, y al final acabamos casi sin querer en cenando en el hogar del jubilado un bocadillo (tamaño pueblo) compartido. La verdad es que el sitio era de lo más peculiar y la señora se portó con nosotros forasteros totales. Hicimos el ejercicio de imaginarnos que estabamos en ese mismo lugar, en otro pais, y nos reimos un motón. ¡El personajismo que se gastaba allí dentro era cosas seria!

Finalmente con el estomago lleno y ganas de perrear en la habitación, nos fuimos dando nuestro paseito cuesta arriba hasta el hostal.  Al principio de empezar el viaje, me había rallado un poco con la diferencia de kilometros que ibamos a hacer al día comparado con cuando nos vamos fuera, que no paramos de ver cosas, pero pronto le pillé el gustillo a retozar en un sitio sin prisa ni rumbo y a que casi me diera igual que no ibamos a poder llegar a Teruel… ¿me estaré haciendo mayor? La perrera es de vieja, pero el saber disfrutar estés donde estés y hagas lo que hagas es de sabia…

Ayna
Ayna

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10 Comments

  1. No se si esta vez podras leer mi comentario, he entrado a traves de mi correo. Me gusta mucho leer tus relatos y aunque conozco el final, voy buscando con avidez donde saltara la aventura. (Tendreis que luchar contra las inclemencias del tiempo? Contra los pillos que quieren cobrar mas de lo pactado? O contra las leyes de un pueblo perdido en ninguna parte?) Espero la proxima entrega

    • Esta vez si que me ha llegado tu comentario mami. Le he mandado a papá un enlace a su correo, para que él también lo pueda leer, que sé que la otra vez le gustó mucho.

  2. Muy bonita entrada. Yo creo que viajar es disfrutar de los sitios que visitas, sin prisas, sin agobios por querer hacer y ver mil cosas, teniendo idea de los lugares que molaría ver, y disfrutándolos a fuego lento… Hay sitios que transmiten actividad, pero otros transmiten pausa, descanso… Y hay que hacer lo que nos pida el cuerpo.
    Por eso me encanta, por ejemplo, viajar con la autocaravana, porque me permite improvisar y pararme en un sitio que no tenía previsto, o irme antes de otro que ya no da más y dejarnos llevar…
    Me inclino, pues, por la opción de la sabiduría ;-P

    • Tía lo de la caravana es que es un pasón. ¡No sabes como te agradezco que me hayas dado la oportunidad de experimentarlo aunque solo fuera por un fin de semana! Como dice Imnitida, otro “yo nunca” menos que tachar de la lista. 🙂

  3. Cómo envidio vuestro espíritu aventurero!! Muy chulo el sitio y estoy de acuerdo con tu reflexión, yo he aprendido con los años a ser menos impaciente,jeje

    • Dagonias, la verdad es que este ha sido el viaje más tranquilito que hemos tenido en muuucho tiempo. Y nos ha gustado. 🙂 Yo de verdad creo que es la edad, jejeje.

  4. Muy bonito el relato de vuestra paradilla en Ayna, aunque mucho menos friki de lo que esperaba.
    La verdad es que me sorprende y me gusta tu reflexión de viajar sin prisas, es todo lo contrario a lo que es para mi viajar contigo 😀 A mi me encanta viajar despacito y si cuando se acaba el tiempo me he quedado con ganas de más, volver y seguir saboreando los lugares. La verdad es que así recorres mucho menos territorio, pero ya sabes que yo nunca fui de las de marcar un mapa, si no más bien de paladear y recordar olores, sabores, luces, ambientes, etc.
    Por cierto, yo lo de carnecería lo he visto ya en muchos pueblos, empiezo a pensar que está bien dicho también.
    Un besito fuerte

    • Bieeeeeeeeeeeen!! ¡¡Me has escrito porque estoy malitaaaa!! Que planetaría más buena que eres. 🙂 Los momentos frikis Aynaicos vienen en el siguiente post… Este es el post Ayna (I), pero todavía falta el día siguiente. Que es cuando bajamos al valle y nos encontramos con los escenarios de la peli. 🙂
      No sabía yo que lo de la carnecería era cosa común. ¡Si es que sé muy poco de pueblos!
      Un besito sideral para tí y tus planetarios.

  5. francisco casares

    Hola. ¿Sabes quien soy?. No sé si el correo me identifica directamente. (Ya me enteraré). Gracias, “por llevarme” contigo, en tu narración de vuestro paseo por Ayna. No lo habia leido hasta ahora, porque ya sabes que soy un poco anarquico en el uso del correo. Pero realmente ha sido encantador recirrer contigo, (vosotros) las calles y cuestas de Ayna, así como disfrutar de las vistas desde la habitación. Esos pequeños detalles que algunas personas saben apreciar y disfrutar y que a otras se les pasa porque solo es una ventana. Además me ha encantado tu forma de narrar y expresar tus vivencias. Gracias por llevarme. Te quiero. Dad.
    P.D. Vigila y repasa la utilización del término “la verdad…” (sorry)

    • Papiiiii que ilusión!!!
      Jeje, sí, sé que es una muletilla que uso mucho. 🙂 Gracias por avisar. A veces lo escrino y no lo releo y lo mando tal cual.
      Me alegro de que te hayas animado a acompañarme en este viaje.

¿Tienes alguna pregunta o sugerencia? ¿Te apetece aportar algo de tu experiencia? ¡Déjame un comentario!